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Capítulo ciento veinticinco.

Tan pronto como Meera entró en la casa, notó a sus padres esperándola en la sala de estar.

Sus expresiones eran tensas, llenas de preocupación. En cuanto su madre la vio, se apresuró hacia ella.

—¿Meera? ¿Estás bien?— preguntó su madre urgentemente, escaneando su rostro en busca de cualquier signo...