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Capítulo ciento dieciocho.

El corazón de Meera latía con fuerza en su pecho mientras la adrenalina recorría sus venas.

—Di, por favor escóndete. No vayas a la puerta— Veda suplicó desesperadamente.

Meera apretó la mandíbula, su agarre en el teléfono se hizo más fuerte. —Estaré bien. Te llamaré más tarde.

—No, espera, Di— l...