




Prólogo
Corazón Inocente
Prólogo
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Él colocó una mano de ella sobre su hombro y la otra en su mano. Su brazo la envolvió por la cintura acercándola a él, lo que hizo que su respiración se detuviera en su garganta y su corazón latiera de ansiedad.
Ella se quedó atónita cuando él puso su mano en su cintura, lo que la hizo sentir extremadamente nerviosa e intimidada.
Este hombre la intimidaba mucho, lo que hacía difícil incluso respirar.
—Corre— esa palabra era todo lo que cada célula de su cuerpo gritaba.
Ella comenzó a retorcerse sintiéndose incómoda, pero eso no la ayudó, sino que hizo más difícil cuando su agarre se apretó alrededor de su cintura, haciéndola jadear de dolor y al segundo siguiente su suave pecho chocó con su duro y pétreo pecho, haciéndola sentir avergonzada por su proximidad. Su cuerpo comenzó a temblar de miedo mientras su caliente aliento ventilaba en su cara, lo cual no pasó desapercibido para él, pero estaba demasiado perdido en ella para reaccionar.
¿Por qué tenía que ser su maldita hija en todo el condenado mundo?
Había luces tenues en todo el salón, así que nadie sabía lo que estaba pasando. A ella no le gustaba esto en absoluto, de hecho, estaba incómoda con su cercanía ya que nunca había permitido que ningún hombre se acercara tanto hasta ahora y aquí su cuerpo estaba tocando su parte más sensible. Esta era la primera experiencia de su vida con cualquier hombre. Se puso roja de vergüenza.
—P... Por favor déjame, no estoy cómoda— susurró en voz baja sin levantar la cabeza de su pecho ya que no sabía por qué, pero sus ojos eran tan aterradores como él.
Él no la soltó, pero aflojó su agarre lo suficiente como para crear unos centímetros de espacio entre ellos cuando vio el miedo y la incomodidad en su rostro.
—Sigue mis pasos— ordenó en su tono dominante, obligándola a moverse con él.
—¿Por qué no me cuentas algo de ti que no sé y necesito saber?— le preguntó en su tono calmado pero exigente mientras se movía con ella.
Ella tragó saliva pero no abrió la boca para responder ya que no quería compartir nada con él, pero su comportamiento lo enfureció ya que hasta la fecha nadie se había atrevido a ignorarlo, lo cual ella había hecho deliberadamente.
Sus mandíbulas se tensaron y su agarre en la cintura y la mano se apretó, lo que la hizo jadear de dolor. Ella intentó liberarse de él lo mejor que pudo, pero falló como siempre. Él la acercó a él con fuerza y la miró con sus ojos rojos furiosos, haciéndola cerrar los ojos por reflejo.
Estaban tan cerca. Solo quedaban unos pocos centímetros de distancia entre sus caras, lo cual hizo que su ritmo cardíaco aumentara y comenzara a temblar sintiendo su aliento enojado en su cara.
—Estoy hablando contigo, háblame. No te quedes callada como un maldito tronco inútil. No aumentes mi temperamento o no será nada bueno para ti y te prometo que lo haré malditamente peor para ti— siseó hacia ella, haciéndola temblar más.
Al escuchar su tono furioso, ella se asustó aún más y su cuerpo comenzó a temblar visiblemente también. Lentamente le preguntó con tono asustado sin abrir los ojos —¿Q... Qué quieres hablar conmigo?
Él sonrió viendo su efecto en ella —Quiero saber de ti, quiero saber todo sobre ti.
—¿P... pero por qué quieres saber de mí?— preguntó ya que no comprendía por qué él quería saber de ella.
—¿Cómo se atreve a cuestionarme?
—Responde solo lo que te estoy preguntando. ¿En qué universidad estudias?— le preguntó con voz frustrada, apretando los dientes furiosamente.
Ella se estremeció y tartamudeó —E... Elite C... College.
No me gusta él una voz gritó en su cabeza.