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101, ¡Mantén tu maldita ropa puesta!

Nash

Nos despertamos por la mañana con el sonido del teléfono de Tite. Ella lo alcanzó y contestó.

—Hola, papá —dijo, sonando más despierta de lo que debería. —Ok, genial. Claro, supongo que eso podría ser útil. Gracias.

Jugué con un mechón de su cabello desordenado mientras escuchaba su lado ...