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Los ojos de Vladya se abrieron de golpe. El silencio cayó como un sudario.

—No dije eso— afirmó, al fin.

—Pero eso fue lo que pasó, ¿no es así?— murmuró Aekeira —Eso explicaría las heridas, el veneno.

Vladya estaba demasiado exhausto para esta confrontación. ¿Serían todos los humanos reales tan t...