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—Yaz— logró decir finalmente cuando encontró su voz.

Su soldado de confianza emergió de la esquina. —¿Sí, Su Alteza?

—¿Todos los guardias en servicio se retiraron cuando diste la orden de abandonar el lugar?

—Sí, mi señor. Fui el último en irme.

La mirada de Vladya vagó, captando otros detalles....