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CUATRO 30

El cuerpo entero de Emeriel convulsionó mientras nuevas oleadas de calor la recorrían, sus piernas temblorosas volviendo a juntarse una vez más. Pero Daemonikai mantuvo sus rodillas separadas, sus ojos entrecerrándose mientras la examinaba.

—Por favor, no lo metas de nuevo —rogó, temblando como la ...