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—¡Emeriel! ¡Amie! ¡Al sótano ahora!— La voz del Amo de Esclavos Boris resonó en el aire.

Emeriel retiró sus manos rápidamente, poniéndose de pie de inmediato. Nunca antes se había sentido tan aliviado de escuchar su voz.

—Nos estamos divirtiendo, Boris— gruñó Cypher.

—No con mis esclavos, y no ah...