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DOS. 44

Emeriel se tensó. Sus entrañas se enfriaron. —No.

El Rey Daemonikai se movió, acercándola más mientras se acomodaba de lado. Más réplicas de placer la sacudieron con su movimiento, y gimió. Tan llena.

—Casi te mato cuando me levanté de ese breve sueño —dijo con ese tono profundo y tranquilizador d...