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Placido

—Dime qué quieres —susurró Rygan en su oído, sus manos recorriendo su columna vertebral. Su toque se sentía como una droga, haciéndola marearse. Quería más de eso; quería que él la consumiera por completo.

Sintió que sus garras brotaban, sus caninos se afilaban y un cambio en el aire mientras sus ...