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Deseos carnales

—Quiero que te toques—, instruyó Rygan, su voz oscureciéndose, desbordada de lujuria depravada y hambre por Elise. Ella lo miró, a su alfa compañero, que se desmoronaría con solo su orden de detener este pequeño desafío.

Sin embargo, era Elise quien estaba a punto de perder este tentador juego. Ob...