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Burlándose de la tentación

Elise sintió la mortificación arder en su interior como mil soles; pero también sintió su cuerpo encenderse en excitación por el sueño que acababa de tener. No sabía qué era peor—las cosas que su cabeza había inventado—las cosas obscenas que Rygan le había hecho en sus sueños, o el hecho de que su c...