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Capítulo 98

Ese momento—cuando el niño pequeño se dio la vuelta y corrió hacia mí, sus piernas rechonchas tambaleándose en el césped, su cara pegajosa por el helado de chocolate medio derretido—el tiempo simplemente se detuvo.

—¿Eres mi papá?

Juro que olvidé cómo respirar. Lo miré—realmente lo miré—y algo den...