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Capítulo 85

Llegamos.

Su oficina.

El aire cambió.

Madera oscura. Acabados de cromo. Una colección de relojes de acero exhibida como trofeos de disciplina. El aroma—colonia y cítricos intensos. Y dentro de ese reino con paredes de vidrio, estaba él.

Luca.

Dios, seguía siendo Luca. Aunque pensara que era otra per...