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CAPÍTULO 48

—Sí, apesta —fue todo lo que dije antes de vomitar mi almuerzo.

Mark se rió.

—Ahora eres un hombre —me dio una palmadita en la espalda suavemente—. Vamos a ver qué saben estos cabrones.

Fuimos a la celda con uno de los renegados, era una mujer. Me sorprendió lo que íbamos a hacerle. El guardia ab...