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CAPÍTULO 116

La puerta de la sala de juegos se abrió de golpe y las chicas entraron con risas fáciles, sus voces rebotando en los pisos de madera pulida. Amara se lanzó hacia adelante como un rayo, su cola de caballo balanceándose detrás de ella.

—¡Bien, equipos! —anunció, ya preparando un taco con precisión te...