




04
Roderick Fletcher.
El único hombre del que esperaba amor pero nunca lo recibÃ.
La mente era una traidora. Pensé que habÃa superado la traición de Roderick y que no sentirÃa nada al verlo. Pero al observarlo acercarse, luciendo como si él estuviera al mando, mis ojos se llenaron de lágrimas.
Resoplé y miré hacia otro lado, obligando a las lágrimas a retroceder.
—Asà que tuve que venir a hablar contigo personalmente —se apoyó en el mostrador junto a m×. Qué atrevido.
Mi garganta estaba apretada, incapaz de encontrar palabras. TemÃa que mi voz se quebrara si lograba hablar.
Tres guardias se mantenÃan cerca de él, sus ojos moviéndose de un lado a otro. Roderick parecÃa sofisticado, como si evidentemente hubiera estado teniendo una buena vida.
¿Qué estaba haciendo aqu� ¿Estaba recogiendo a alguien?
—¿Cuál es el nombre? —preguntó inclinando la cabeza.
No dije nada, ni siquiera lo miré.
—¿Hola?
—No me siento con ganas de revelar mi nombre a extraños —logré finalmente. Mi voz estaba tensa.
Sus ojos brillaron con diversión. Y aquà estaba un hombre que nunca me sonrió cuando estuvimos juntos durante un año.
—Digamos que estoy demasiado emocionado hoy —suspiró—. Estoy aquÃ, esperando que llegue cierta perra. Cuando le di una mirada desconcertada, añadió—: Ex-compañera. Hemos superado el primer paso y solo queda el pequeño paso final. Finalmente seré libre de ella.
Resoplé. Era increÃble.
—Hubiera hecho esto antes, ¿sabes? Pero la horrenda chica ha estado desaparecida durante años. Nos ha estresado muchÃsimo encontrarla —habló con un desprecio palpable.
—¿Qué te hace llamarla horrenda? —me encontré preguntando antes de poder detenerme.
Se rió. —ConfÃa en mÃ, cariño; es un monstruo. Si la ves, tendrÃas la misma opinión. Es la cosa más fea que he visto.
Algo caliente explotó en mi pecho. Fue todo lo que pude hacer para no dejar que mis emociones salieran.
No. Este no era el lugar adecuado.
Pero Roderick era el verdadero monstruo. No tenÃa idea de que estaba frente a la misma mujer que despreciaba. ¿Qué harÃa el orgulloso si lo supiera?
TenÃa sentido por qué estaba esperando en el aeropuerto. Claramente querÃa arrastrarme al templo para cortar la cinta. Bueno, no le permitirÃa humillarme en público. No otra vez.
Afortunadamente, mi equipaje finalmente llegó.
—Disculpe la demora, señora —dijo el joven mientras lo rodaba hacia mÃ.
Sin mirar a Roderick, me dispuse a irme. Eso debió sorprenderlo. —Me encantarÃa hablar contigo en otro momento. Tu contacto, si no te importa.
Por un momento, me quedé de espaldas a él, contemplando mis palabras. Me giré cuando encontré la respuesta más educada que pude dar—: Aunque tuviera que dar mi número para salvarme de ti, no lo harÃa. Alpha.
Cuando mis palabras hicieron efecto, la sorpresa danzó en sus ojos, seguida de un atisbo de dolor.
Algo floreció en mi pecho. Fue orgullo.
Asà que rodé mi equipaje, dejándolo allà parado en shock.
†â€
Rufus y yo llegamos a casa para la fiesta. Era la fiesta de cumpleaños de mi madrastra.
No es que tuviera intención de asistir—que la luna lo prohÃba—, simplemente llegué en un momento coincidentemente perfecto.
No estaba vestida para la fiesta. TenÃa mis jeans simples y una camiseta con mi cabello en una cola de caballo. Sin embargo, cuando entré en el salón, las cabezas se volvieron en mi dirección.
Me sentà incómoda por un momento. Todo el asunto de la atención aún era nuevo para mÃ.
Nunca supe que podÃa recibir tantos cumplidos hasta que me libré de mi cicatriz. Ahora, la gente apenas podÃa mirarme sin decirme lo hermosa que era.
Mi hermanastra, Nora, se acercó a mà con una sonrisa. —¡Hola! Llegaste un poco tarde a la fiesta. ¿Cuál es tu nombre?
TÃpica Nora. Desde joven, siempre ha querido ser amiga de las chicas guapas. Me despreciaba tanto porque traÃa una 'mancha' a su nombre. Una mujer con cicatrices siendo su hermana.
Hace cinco años, me habÃa cerrado la puerta en la cara, sin dejarme entrar a pesar de mis súplicas. Ahora, estaba siendo toda amable.
—No estoy aquà para la fiesta— le respondà frÃamente y miré hacia otro lado, buscando a mi padre.
Lo encontré en una esquina con mi madrastra y algunos invitados. Él era la razón por la que estaba aquÃ. Necesitaba saber qué era tan urgente aparte de cortar lazos con Roderick.
TenÃa sus ojos puestos en mÃ, mirándome sospechosamente. Me dirigà hacia él.
—¡Oye! ¿Quién eres?— Nora vino detrás de mÃ, sonando un poco herida.
Pero la ignoré hasta que llegué a mi padre.
Mi padre era un Alfa muy conocido, de ahà la fiesta llena de dignatarios. Me aseguré de inclinar la cabeza ante ellos mientras me paraba frente a mi padre.
—¿Quién eres?— preguntó mi madrastra.
La miré con una sonrisa burlona. —¿Soy tan diferente que no puedes reconocerme?— Miré a mi padre. —¿Y tú, padre? ¿Soy demasiado diferente?
Audibles jadeos se escucharon a mi alrededor. La mano de Nora se fue a su boca.
—No es posible— murmuró, sacudiendo la cabeza.
—¿Lyric?— Los ojos de mi padre estaban llenos de sorpresa y reconocimiento.
—¿Quién es esta impostora?— exclamó mi madrastra. —¿Crees que no sabemos cómo se ve Lyric? ¿Crees que caerÃamos en esta estafa?
Dirigà mi mirada a papá. —Solo estoy aquà porque dijiste que habÃa algo importante de lo que necesitabas hablar conmigo. Si no te importa, me gustarÃa que tuviéramos esa conversación ahora.
Papá me llevó a su estudio, dejando atrás a numerosas personas sorprendidas que no podÃan decir una palabra.
No negarÃa lo bien que se sentÃa saber que era la razón por la que estaban sin palabras. No podÃan llamarme fea. De hecho, nunca más me llamarÃan fea, por nadie, nunca más.
—¿Qué te pasó, Lyric? Tu cicatriz era imposible de eliminar— preguntó papá.
—No deseo discutirlo ahora—. Ni las cosas horribles que sucedieron en cinco años. Aún estaba tratando de huir de ellas. —Solo dime por qué necesitabas que viniera.
—SÃ, eso— su semblante se ensombreció. —No tienes idea de lo feliz que me sentà cuando te encontré después de buscarte durante años. Simplemente... desapareciste— suspiró. —Tenemos un problema, Lyric. Nuestra Manada está en un gran lÃo con Darkspire. Yo— cometà algunos errores y perdà mucho dinero— muchÃsimo— lo que me hizo endeudarme con Darkspire.
Bien, no me gustaba hacia dónde se dirigÃa esto.
Darkspire era una manada de lobos generacional, conocida por producir solo los Alfas más fuertes. Los Alfas que siempre ocupaban el primer lugar en el sistema jerárquico. Se evitaban lo más posible ya que eran conocidos por ser despiadados. Uno no se enredaba con ellos por ninguna razón.
—Si esto se hace público, estarÃamos condenados. Bajaremos en los rangos, y viniendo de una manada que estaba acostumbrada a estar en la cima, créeme, no es algo bueno para nosotros. Pero están dispuestos a dejarlo pasar.
Fruncà el ceño. No tenÃa sentido. Sentà que venÃa un gran 'Pero'.
—Pero necesitan una Luna de esta familia, por solo un año.