




03
—Lo siento, señora; pero estoy aquà para recoger a alguien. No puedo darle un viaje gratis, si eso es lo que está pidiendo.
Me costaba contener la risa mientras escuchaba a Rufus, uno de los guardias más antiguos de mi padre, decir eso, sus ojos mirando más allá de mi hombro, buscando a la persona que habÃa sido asignado para recoger del aeropuerto.
—Lo sé. Te han enviado a recoger a Lyric Harper, ¿verdad? Soy yo, Rufus.
Sus ojos se estrecharon con sospecha.
—TodavÃa no me has dicho cómo sabes mi nombre. Y... ¿Cómo puedes ser Lyric? No es posible. Lyric es—
—¿Fea? —terminé por él, con una amplia sonrisa en mi rostro.
Frunció el ceño mientras negaba con la cabeza. En aquel entonces, Rufus era el único que nunca habÃa podido llamarme fea. Era de los pocos que se preocupaban por mis sentimientos, y aún ahora, a un extraño, no podÃa llamarme fea.
Me reÃ.
—Bueno, ¿te ayudarÃa si te recordara que tu sopa favorita era la de calabaza y tú y la pequeña Lyric solÃan jugar a serpientes y escaleras?
El reconocimiento iluminó sus ojos. Su mandÃbula se cayó de asombro.
—¡Seraphis tenga piedad! ¡Lyric, eres realmente tú! —Abrió sus brazos, y no dudé en caer en un cálido abrazo.
En aquel entonces, Rufus y yo apenas tenÃamos tiempo juntos, pero siempre hacÃa que los pocos momentos que nos encontrábamos valieran la pena. Era lo más cercano que tenÃa a un padre.
—¿Cómo es esto posible? —preguntó después de preguntar cómo estaba—. Tu cara... ¡Dios mÃo! ¡Te ves hermosa! Solo has estado fuera cinco años y... No puedo creer esto.
—Es una larga historia, Rufus. Pero por ahora, digamos que los destinos decidieron sonreÃrme.
—¡Oh, Lyric! No sabes lo feliz que estoy de verte. Estoy seguro de que tu padre debe estar encantado de ver que ya no eres... no-fea. —Me reà de su intento de no usar la palabra 'fea' conmigo.
Bueno, en cuanto a mi padre, rodé los ojos en mi cabeza. Me sentÃa un poco triste de haber sido obligada a regresar aquà después de cinco años por él. Mi vida era perfecta en Draconis.
—AquÃ. Llevaré esto al coche —dijo Rufus, tomando mi equipaje.
—Hazlo y te veré en el coche. Necesito recoger una maleta extra. No te preocupes, seré rápida.
Me di la vuelta y apenas habÃa dado tres pasos cuando Rufus llamó mi atención.
—Has dejado caer algo.
Mirando al suelo, encontré la imagen escaneada. Mi corazón saltó a mi garganta mientras me agachaba rápidamente para recogerla.
Rufus me miraba con sorpresa. Obviamente, habÃa visto la radiografÃa y se estarÃa preguntando por qué demonios algo de esa naturaleza estaba en mi bolsillo trasero.
Oh, Lyric. ¿No podÃas ser un poco más cuidadosa?
—No—no es mÃo —aclaré mi garganta, esperando que mi mentira fuera plausible. Quiero decir, ¿quién llevaba fotos de radiografÃas de fetos en su bolsillo trasero?
Guardándola de nuevo en el bolsillo, me apresuré a alejarme.
.....
TenÃa las manos cruzadas sobre mi pecho mientras esperaba en el centro de recogida. Mi maleta extra serÃa traÃda en cualquier momento.
Mientras esperaba sin hacer nada, pensamientos perturbadores pasaban por mi mente. Mi padre querÃa que volviera a casa por dos razones. La primera era cortar completamente los lazos con Roderick.
En nuestro mundo, cuando dos lobos se emparejaban, ataban una cinta como sÃmbolo de su unión y la guardaban en un templo. Asà que, cuando querÃan separarse, habÃa dos pasos involucrados. Primero, tenÃan que denunciarse como pareja con palabras y, en segundo lugar, cortar la cinta juntos.
Después de que Roderick me denunciara como su pareja, no tuvimos la oportunidad de vernos de nuevo. Circunstancias ocurrieron que me alejaron. Pero ahora, él estaba desesperado por finalizar los pasos restantes. Aparentemente, habÃa elegido una nueva pareja pero no podÃa aceptarla mientras estuviera parcialmente vinculado a mÃ.
Bueno, habÃa estado esperando el dÃa en que pudiera terminar las cosas con el imbécil. Él era mi pasado, y la estúpida cinta era lo último que nos mantenÃa unidos.
—Disculpe, señorita. Me gustarÃa un momento de su tiempo, por favor— dijo alguien detrás de mÃ.
Me volvà para ver a un hombre bien formado con un traje negro y gafas oscuras sobre sus ojos. No necesitaba que nadie me dijera que era un guardia.
—¿Puedo ayudarle?— fruncà el ceño.
—Más o menos. El Alfa de allá demanda una audiencia contigo.
Miré hacia donde señalaba—una mini barra—pero no pude ver al hombre al que se referÃa. Su rostro estaba oculto por un mostrador.
Luché contra el impulso de poner los ojos en blanco. Estos dÃas, era agotador. Era obvio que nunca habrÃa un dÃa en que saliera sin atraer la atención del género opuesto.
—Tengo prisa. Dile que lo siento— respondÃ.
La mandÃbula del guardia se apretó. —No puedes ignorarlo— leà las palabras no dichas en su tono: Es un Alfa poderoso. No puedes simplemente ignorar su solicitud.
Pero realmente no estaba interesada en conocer a nadie. —Lo siento. De verdad lo siento.
Miré hacia otro lado. Era irrespetuoso ignorar la llamada de un Alfa. En un mundo donde los rangos importaban, él podrÃa ser uno de los poderosos y podrÃa castigarme severamente, pero realmente no estaba de humor para hablar con nadie.
—Es el Alfa Roderick de Nightshade— añadió el guardia como si intentara atraerme. Pero no tenÃa idea, acababa de reabrir viejas heridas.
Mis ojos se movieron hacia él, luego rápidamente hacia la barra donde el hombre estaba sentado. ¿Roderick? ¿Como en mi ex pareja Roderick? ¿El que estaba aquà para terminar las cosas? No puede ser.
Mi pecho se apretó de dolor y fue todo lo que pude hacer para mantener mis emociones intactas.
—Más razón para no verlo— murmuré, dándome la vuelta.
—¿Dijiste algo?
—Dije que no voy a verlo— dije con los dientes apretados, mis uñas clavándose en mis palmas.
El guardia me dio una mirada desaprobadora antes de alejarse, y solté un suspiro tembloroso.
Ahora, ¿dónde diablos estaba mi equipaje?
Me encontré con uno de los trabajadores y pedà una actualización, y me aseguró que llegarÃa en cualquier momento.
Desafortunadamente, no fueron lo suficientemente rápidos ya que, poco después, vi a Roderick acercándose a mÃ.