Read with BonusRead with Bonus

Extremo Placer

—¡Sí, Darío! —exclamó, lanzándose a mis brazos—. ¡Por supuesto que sí!

Nos abrazamos y nos besamos apasionadamente, hundiéndonos el uno en el otro, sintiendo que era lo más correcto que nos había pasado.

—Bueno... entonces debería darte esto —me incliné y saqué otra cajita de la mesita de noche.

Ell...