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Corazón roto

—Veyra…

La voz del hombre era tan familiar que me heló la sangre. Sabía mi nombre, eso no era una buena señal. Todo aquel que sabía mi nombre, también sabía que era una bastarda.

Se quedó igual de paralizado que yo. El silencio se rompió con el muchacho moreno huyendo de vuelta a la casa de sirvie...