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CAPÍTULO 171

La habitación del hospital estaba demasiado silenciosa. Solo el constante pitido de los monitores y el susurro de la máquina de oxígeno rompían el silencio. Camille estaba sentada junto a la cama de Victoria, su mano sosteniendo suavemente los frágiles dedos de la mujer mayor. Habían pasado tres día...