




Capítulo 2
La brisa fresca de la mañana me provoca escalofríos en la piel, las calles tan ocupadas como siempre con autos apresurándose en diferentes direcciones, adolescentes y jóvenes charlando con sus amigos mientras se dirigen a la escuela o esperan el autobús escolar.
Como siempre, mi mochila cuelga perezosamente de mis hombros recibiendo miradas extrañas y curiosas, lo que me hace caminar con la barbilla en alto enviando ondas de dominio a cualquiera que se atreva a mirarme más tiempo del necesario.
—Tengo la sensación de que lo que el Alfa nos necesita no será bueno —dice mi loba Tiara, muy vigorosa, solidaria y puede ser muy terca a veces, pero la adoro de todos modos.
—Estaré preparada para cualquier cosa porque solo la diosa de la luna sabe lo que pasa por su mente —digo con calma.
—Tienes razón, solo quiero pensar en la revisión que el día de hoy nos traerá —dice sonriendo ampliamente.
—Lo que sea, como si tuviera paciencia para esas cosas —digo deteniéndome de rodar los ojos ante ella.
Finalmente, al llegar a mi destino, me dirijo al edificio de la escuela caminando perezosamente hacia mi casillero para sacar los libros necesarios para mi primera clase.
Mi primera clase es historia, la cual me encanta porque aprender sobre las culturas y creencias tanto de humanos como de hombres lobo puede ser muy interesante. #sin sarcasmo.
Cierro mi casillero antes de girar por el pasillo hacia mi primera clase.
—¡Oye, perra! —una voz llama detrás de mí, deteniéndome en seco antes de girarme hacia la irritante voz. Hablando del demonio conocido como la nauseabunda zorra de Hunter, mi hermano, siento aversión hacia esta chica y eso no es nada comparado con lo que realmente siento.
Como de costumbre, está vestida para encajar en la descripción de una zorra, con un top rosa que no cubre mucho, mostrando sus pechos para quien quiera verlos, combinado con unos jeans azules rasgados.
Su cabello castaño cae libremente sobre sus hombros con las puntas rizadas y rociadas de rojo, le doy crédito por su elección de un nuevo peinado, pero no lo diré en voz alta.
Ahora, moviéndome hacia la sonrisa maliciosa en sus labios mientras se acerca a mí moviendo las caderas seductoramente, ganando silbidos de lobos cachondos.
—Necesitamos darle una lección a golpes o algo más —dice Tiara con una sonrisa juguetona.
—No haremos tal cosa, ¿o quieres terminar durmiendo en el calabozo esta noche? —digo interrumpiendo su pensamiento desagradable.
—¿Puedes por favor acelerar lo que tienes que decir porque tengo lugares a los que ir y cosas que hacer? —digo con una sonrisa falsa.
—Nada más, solo para pedirte que te apartes de mi camino porque no quiero terminar oliendo a tu casa apestosa de pobreza —dice sonriendo con suficiencia, mirándome con sus ojos azul marino. Creo que olvidé mencionar que también tiene un problema para idear réplicas ingeniosas.
Suspiro aburrida, rodando los ojos antes de hablar.
—¿Por qué no escuchas nunca esa vocecita en tu mente? Tal vez entonces entenderías la diferencia entre mostrar confianza y simplemente ser lista —digo refiriéndome a todas las veces que nuestras conversaciones terminan con ella saliendo herida.
—De todos modos, feliz cumpleaños, te deseo más mala suerte de la que ya tienes —dice antes de alejarse hacia una de sus conquistas.
—Zorra— murmuro bajo mi aliento antes de caminar hacia mi clase.
La hora del almuerzo, el momento que más detesto, pero siempre puedo usar este tiempo para sumergirme en la lectura en lugar de estar rodeada de lobos arrogantes y curiosos esperando tu próximo movimiento o, mejor aún, tu caída.
Entro en la biblioteca, decidiendo que es mejor saltarme el almuerzo con una buena historia y algo de música.
Recojo algunos libros de la sección de novelas antes de caminar hacia un rincón escondido, me pongo los auriculares y me pierdo en mi libro.
Otro día aburrido y finalmente puedo ir a casa, a mi zona segura, a ver Netflix.
Me detengo en mi casillero para dejar mis libros antes de ir a la parada del autobús.
Solo dos semanas más antes de graduarme y luego dejar esta manada para viajar por el mundo, pero eso solo puede suceder si el Alfa me otorga el permiso y mamá está de acuerdo.
No tuve que esperar mucho antes de que llegara el autobús, subí y encontré un asiento en la parte trasera cerca de dos chicas que no parecían tener más de diecisiete años.
Me pongo los auriculares para desconectarme del mundo, pasaron cuatro minutos antes de que el autobús se detuviera frente a la casa.
Salí caminando hacia la puerta principal antes de empujarla y ser recibida por el silencio.
—Abuela, ya estoy en casa, ¿dónde estás?— llamo caminando hacia la cocina para tomar un vaso de agua.
—Aquí— grita desde su habitación.
Lleno un vaso de agua y lo bebo todo para refrescar mi garganta seca antes de escuchar pasos bajando las escaleras.
—¿Cómo estuvo la escuela? ¿Y pudiste encontrar a tu compañero?— pregunta con una sonrisa caminando hacia mí.
—¿Estás segura de que no intentas deshacerte de mí para poder vivir sola en esta casa? Porque suena así— digo juguetonamente mirándola mientras se sienta frente a mí.
Lavo el vaso vacío antes de colocarlo de nuevo.
—Sabes que quiero lo mejor para ti porque necesitas a alguien que te aprecie, esa es una de las razones por las que quiero que encuentres a tu compañero pronto, antes de que te salgan canas como a mí— dice dramáticamente con un ceño fruncido.
—Lo sé, mamá, pero es solo que no necesito un compañero para ser feliz y también sé que no quieres que mi compañero sea de esta manada— digo mientras me dirijo a mi habitación.
—Tu amor es suficiente para mí... y no tienes canas.
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Después de la pequeña charla que tuvimos, pasé mi tiempo en mi habitación leyendo y viendo Netflix antes de que fuera hora de ir a la casa del Alfa.
—Cariño, prepárate, vamos a cenar a la casa de tu padre— llamó desde su habitación, ganándose un gemido de mi parte, no sé por qué todavía se refiere a él como mi padre.
—Recuérdame de mi pesadilla— murmuro bajo mi aliento caminando hacia el baño para lavarme la cara antes de cambiarme a unos jeans negros y una camiseta de cuello en V que mostraba un poco de mi marca de nacimiento.
Tengo una marca de nacimiento con forma de dos licántropos justo debajo de mi clavícula, mirándose el uno al otro con anhelo y amor, palabras exactas de mamá, ella cree que es una señal de que estoy bendecida y destinada para algo grandioso.
Estudiando mi reflejo en el espejo, decido optar por una camiseta negra en su lugar.
Entro en la sala y enciendo la televisión mientras espero a que mamá se prepare.
—Oh, diosa de la luna, por favor no me des una mala sorpresa, no estoy lista para ello.