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Segunda oportunidad

El dedo de Sam se enroscó dentro de mí, empujando más profundo, más fuerte y más rápido. Empecé a jadear. Giró la cabeza hacia mí y su boca encontró la mía en la oscuridad, recorriendo mis labios posesivamente.

—No necesito perdonar a Erika. En algún momento del camino de arruinar todo contigo,...