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Ladrón de amores

Cuando Sam volvió con la bolsa de sangre, quiso quedarse en la habitación, pero le gruñí que se fuera.

Después de ocuparme de la herida de Iszmaele, le puse sedantes y me quité los guantes, uniéndome a Sam en la sala de espera.

Estaba sentado en el sofá, ocupándose del teléfono y del cabello a...