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Heridas que no sangran

Todo mi cuerpo ardía. Mis músculos temblaban mientras la liberación me golpeaba en oleadas crudas, como un terremoto interno. Apreté las nalgas, y gemí:

—Me voy a correr...

***Sam gimió al unísono conmigo, empujando con violencia hasta el final. Nos corrimos juntos, su placer mezcl...