Read with BonusRead with Bonus

Nunca toques a su conejito

Mason

—N-no es lo que piensas, Carl— tartamudeó ella, y pude sentir su corazón comenzar a latir con fuerza contra mi brazo, lo que me enfureció aún más.

No quería que ella tuviera miedo de nada, y eso incluía a su maldito exmarido. Cuando Laurel se agitó para bajarse, mis brazos se apretaron alred...