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Capítulo 39.1

Cada músculo de mi cuerpo ardía y sentía que mi cabeza estaba a punto de partirse en dos. Pensé que el dolor de romper el hechizo de atadura era malo, pero esto era otro nivel. Tala también estaba sufriendo. La sentía acurrucada, gimiendo y temblando. Quería tranquilizarla y decirle que íbamos a est...