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Capítulo 60

Hannah

Leonardo mantenía un ritmo implacable, sus caderas chocando contra las mías con tanta fuerza que el sofá se desplazaba por el suelo. El sonido de piel golpeando contra piel llenaba la habitación, interrumpido por nuestros gemidos y jadeos mutuos.

—Juega con tu clítoris— ordenó. —Hazte v...