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Capítulo 34

Me desperté sobresaltada con un jadeo, el corazón martilleando contra mis costillas. Sudor cubría mi cuerpo, y las sábanas se enredaban alrededor de mis piernas.

—¿Hannah? ¿Estás bien?

Leonardo estaba apoyado en un codo a mi lado, con el ceño fruncido de preocupación. La habitación estaba tenuemen...