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⋆ Capítulo 78

El viaje en la limusina fue silencioso.

Me senté con la espalda prácticamente pegada a la puerta de la limusina, abrazando el centímetro más lejano de espacio que podía poner entre Cillian y yo. No estaba llorando—Dios, me negaba a llorar—pero las lágrimas seguían cayendo, lentas y constantes, sin ...