Read with BonusRead with Bonus

⋆ Capítulo 56

Para cuando llegué al restaurante, estaba sudando como pecador en misa y jadeando como si hubiera corrido un maratón—lo cual, bueno, en cierto modo sí, si contamos correr cuatro cuadras en tacones desde donde me dejó el taxi. Le había dicho al conductor que se detuviera antes para ahorrar unos cuant...