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⋆ Capítulo 40

El segundo lugar al que fuimos fue un bar que olía a roble pulido y dinero—todo madera cálida y accesorios dorados. Tan pronto como entramos, de repente me sentí extrañamente mal vestida con mi blusa de oficina y pantalones, mientras que Cillian parecía el dueño de todo el edificio.

Lo seguí a trav...