Read with BonusRead with Bonus

Capítulo ochenta y cinco

Rose

El silencio continúa mientras nos sentamos en el suelo, jadeando y sudando. ¡Maldita sea! Hemos tenido mucho sexo caliente, pero hubo algo diferente en lo que pasó. Nunca me había sentido tan reclamada, y cuando digo reclamada, no lo digo en un mal sentido. Quiero decir, él se aseguró de...