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Capítulo cuarenta y cinco

Rose

Me apresuro hacia Jayce y me coloco frente a él. Él sonríe con malicia y señala el suelo. Gimo y me dejo caer de rodillas sin que él use palabras.

—Mmm, buena chica. Ahora, chupa mi polla.

La emoción se agita en mí debido al elogio y la firmeza en su tono. —Sí, Señor.

Me relamo los...