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Capítulo cuarenta y uno

—¿Ha-habitación dos? ¿Una de las salas de castigo?

—Exactamente, ángel. ¿De verdad pensaste que te saldrías con la tuya después de todo lo que has hecho desde que nos conocimos?

Rose solloza y niega con la cabeza. Le ofrezco mi mano. Ella duda, pero la toma.

—Mmm, buena chica —la elogio y entrela...