




"Un Hielo Difícil De Descogelar"
Capítulo 4
lo único que he rescatado fueron tres cambios y mis cosas de la universidad menos mal que no se le ocurrió tirar esas cosas.
No solo eso es lo peor, sino que también me ha hecho saber lo mucho que odia que me haya casado con el prometido de Ximena, me dijo que ella se encargaría de hacer mi matrimonio un fracaso.
Cabizbaja camino por el enorme jardín que hay en la entrada, sigo avanzando hasta que de pronto en los escalones de la entrada a la casa choco con alguien asì mismo veo como café resbala por mi ropa y la de esa persona la cual es Ryan quien me ve con enojo.
Enseguida suelto mi pequeña maleta y saco un pañuelo de mi bolso con ese mismo intento limpiarlo sin embargo él me toma de las manos y con brusquedad me aparta.
Retrocedo un escalón, luego de eso veo sorprendida a quien me ve con enojo.
—De verdad no puedo creer que seas tan distraída ¿En qué vienes pensando? Ah no me digas en tus juegos del celular ¿Cierto? No. Ya sé, en el outfit que te pondrás mañana. Eso es en lo único que piensan las niñas inmaduras como tú.
—Siento mucho haberte empapado de café no fue mi intención y siento mucho que pienses que soy una inmadura ¿Me puedes decir por qué me odias tanto? —suspiro cuando termino de decir eso.
—No te odio es solo que no me agradas, no me agrada haberme casado con alguien a quien no amo —me ve con desagrado.
—Eso no es mi culpa, la culpable es Ximena ella te dejo plantado no yo—contesto sin más.
—Algo debiste haber hecho, ahora que lo pienso quizá la señora Carmina diga la verdad cuando dice que tú eras una mala influencia para su hija—pestañea.
—Eso no es cierto, yo jamás haría eso ¿Por qué mejor no me conoces antes de acusarme? —sueno indignada.
—Y darte la oportunidad de que me ciegues también, no gracias ¿Crees que no sé qué te gusto?
— ¿Cómo sabes eso? —frunzo el ceño.
—La señora Carmina me dijo que quizá Ximena solo se hizo a un lado por tu culpa, que ella no pudo cambiar de opinión de la noche a la mañana ¿Qué le dijiste a Ximena? —me toma del brazo y me hace verlo a la cara.
—Yo no dije nada, ella se fue porque quiso. Y si, es verdad, es verdad que me gustas, me gustas desde hace dos años cuando te conocí por medio de mi padre, incluso antes de que ella y tú se conocieran, pero aun así jamás me metí solo quise ser amable, pero nada más, siempre supe que tú y yo nada que ver y si acepte esto fue porque tal vez soy una tonta.
— ¿Tonta tú? Por favor si tu único plan es meterte entre Ximena y yo, pero te advierto que eso no va a pasar, ella tarde o temprano me llamara y si acepte este ridículo matrimonio es por mi abuela de ahí en fuera olvídate de que pase algo entre tú y yo, olvídate de un romance ¡Eso jamás pasara! —se da la vuelta—Ah y no me hables de tú háblame de usted soy tu jefe no tu marido, me hablas de “Tú” Solo cuando sea prudente—termina de decir para luego irse.
Suspiro a la vez que cierro mis ojos, ¿Cómo puede ser que sea tan frio? Sí que será un hielo difícil de congelar.
Abro mis ojos y con una diminuta sonrisa la misma que me anima sigo caminando hacia mi recamara la cual en cuanto abro sale vapor ¡Por Dios! Esto está hirviendo, con el ceño fruncido avanzo hacia el balcón el cual abro, aquí debe entrar un poco de aire fresco o eso supongo.
Dejo la maleta sobre la cama por Dios esto está que arde de calor, aun así, me dispongo abrir la maleta y sacar un poco de ropa para luego ir a darme un baño.
Luego de unos minutos salgo bañada y hasta con la pijama puesta, pero aun así este calor es terrible, debo terminar el proyecto que me han encargado en la universidad y aunque lo tenga que entregar máximo en un mes quiero avanzarle un poco.
Tomo mi mochila y mi computadora, pongo todo en una mesita intento avanzar con mi trabajo sin embargo ni siquiera puedo concentrarme por lo que me levanto del suelo, tomo mi computadora y mi mochila, con seguridad avanzo hacia el pasillo, camino por uno segundos hasta que en mi camino me topo con una puerta abierta, con precaución tomo la manija y me asomo al parecer no hay nadie.
Entro con cuidado y me doy cuenta de que esto es un estudio, vaya que estudio tan bello, miro a mis alrededores para darme cuenta de que aquí trabaja Ryan o por lo menos en sus tiempos libres si, justo ahora recuerdo quien me inspiro a tomar la carrera de arquitecta de interiores y fue él quien sin darse cuenta me ayudo a tomar esa decisión cuando estaba tan perdida incluso mejore mis calificaciones por tomar esa carrera la cual me encanta.
Sin más preámbulos termino de mirar, y con emoción me siento en ese sofá el cual además de ser cómodo está fresco, todo aquí es fresco de hecho todo lo de la casa menos mi recamara.
Una hora después…
Bueno por lo menos logré avanzar a mis tareas, menos mal que encontré este lugar ¿Y si me quedo aquí? Me digo a mí misma.
Creo que, si lo hare enseguida dejo mis cosas sobre esa mesa, veo que ahí en el sillón hay una pequeña cobija la cual tomo para taparme, así mismo me recuesto y cierro los ojos, que maravilla estar en este lugar, suspiro con comodidad.
Minutos más tarde…
Debo estar soñando con Ryan porque cada vez escucho más y más clara su voz, de pronto me doy cuenta de que no estoy soñando cuando siento como me toman del brazo por lo que enseguida me despierto.
Abro los ojos y lo primero que veo es el rostro de Ryan quien me ve con enojo.
— ¿Qué haces aquí? —él pregunta sin rodeos.
— ¡Perdón! Lo que pasa es que estaba haciendo mi tarea y…
—No me interesa, aquí no puedes dormir ni mucho menos entrar sin permiso ¡Vete ahora mismo! —apunta hacia la salida.
Asustada solo brinco del sillón, tomo mis cosas y me veo directo a esa recamara la cual sigue siendo caliente, con tristeza avanzo hacia el balcón el cual es más fresco que adentro por lo tanto me siento en ese sillón y en otro subo mis pies.
A la mañana siguiente…
Despierto algo torcida del cuello, vaya estoy picoteada por los zancudos y peor aún ni siquiera dormí bien, como sea solo me pongo de pie, me estiro un poco y avanzo hacia el baño donde nuevamente me meto a bañar.
Salgo vestida y lista para empezar mi día de trabajo en este lugar, veo mi celular y son las siete de la mañana debo apurarme si quiero que el desayuno esté listo.
En la cocina…
Vaya sí que todas se levantan incluso más temprano que yo misma.
—Buenos días —entro y saludo a las chicas las cuales solo me saluda Miriam.
—Buenos días, señorita Kenia—ella me sonríe —Perdón Kenia… Por cierto, aquí está la lista de deberes puse menos para que te empieces a familiarizar.
—De ninguna manera quiero que todas estemos igual por favor edítala y me la das cuando termine de ayudarles con el desayuno —entro a la cocina en la cual empiezo a cocinar.
Todas me observan con atención así que eso me hace sentir incomoda por lo tanto dejo de menear a la comida puesta en el sartén.
— ¿Pasa algo? —frunzo el ceño.