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Capítulo 80

Caminamos de regreso hacia el campo, su mano en la mía, aún sin aliento por el subidón que creamos. Hay una sonrisa perezosa y satisfecha en sus labios, y ni siquiera intenta ocultarla.

El aire está más fresco ahora, puedo escuchar la última canción comenzando, la multitud hinchándose de nuevo con e...