Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 45

Adam dejó caer su mano a su costado, el teléfono aún aferrado entre sus dedos. Todo su cuerpo se había puesto rígido, como si estuviera en el ojo de una tormenta invisible.

—¿Adam? —pregunté de nuevo con cautela—. ¿Todo bien?

Nada. Era como si no pudiera oírme, como si no pudiera verme.

Extendí l...