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Capítulo 31

Mi cuerpo se tensó, el calor recorriéndome, y antes de que pudiera pensar, antes de que pudiera detenerme, ya me estaba moviendo.

Dos zancadas largas, y la tenía.

Mis manos sujetaron su cintura, firmes e inquebrantables, mis dedos hundiéndose en su piel suave y desnuda. Luego más abajo, sobre la cur...