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Capítulo 28

La lluvia golpea contra las enormes ventanas del gran vestíbulo, suave pero implacable. Es tarde, y espero que el lugar esté vacío, tal vez uno o dos empleados rondando. Pero en el momento en que entro, sé que algo está mal.

Los veo al instante: la madre de Layla, mi padre, algunos de los hombres q...