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Capítulo 22

Estaba perdiendo la maldita cabeza.

Cuatro días.

Cuatro días, y él todavía no me había dejado. No realmente. No de la forma en que necesitaba que lo hiciera. Me acurruqué en el sofá, mirando fijamente al techo, con el peso del silencio oprimiéndome. No era solo silencio, sin embargo. Era ausencia....