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Capítulo 167

Dejo que mis ojos recorran la habitación antes de mirarla. Mirarla de verdad.

Está acostada de lado, acurrucada como una niña. Su cabello solía ser grueso, ondulado y salvaje como algo sacado de una vieja fotografía, pero ahora se aferra a su cuero cabelludo en mechones lánguidos y quebradizos. Dema...