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Capítulo 117

Habían pasado tres días, Layla había vuelto a ser Layla. De lengua afilada, ojos cálidos. Burlándose de mí durante el desayuno y robándome la mitad del café como si no tuviera el suyo propio. La observé ahora a través del parabrisas mientras caminaba hacia Zig’s, moviendo las caderas lo suficiente c...