Read with BonusRead with Bonus

Mi Lincoln

GINGER

—¡Estás loca!— me reí. —¡Loca! ¿Yo? ¿Entrenar junto a esos imbéciles? ¡Nunca!

¡Debe haber perdido la cabeza!

Lincoln sonrió, sus ojos deslizándose sobre mí con una evaluación fría. —No entrenarías junto a ellos, Ginger. Entrenarías junto a mí. Necesitas saber cómo defenderte por ...