Read with BonusRead with Bonus

Llámame de nuevo...

LINCOLN

—Lincoln...— susurró Ginger por cuarta vez desde que la había llevado de vuelta a mi suite y la había depositado en mi cama.

Estaba soñando conmigo. Tenía que ser eso. Y maldita sea si eso no hacía que mi polla se pusiera dura como el acero mientras la veía retorcerse bajo las mantas d...