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Charla de bebés

GINGER

Ahora hacía mucho frío y aunque mi espalda ensangrentada se había secado en su mayoría, las heridas seguían siendo crudas y abiertas. Un dolor constante había comenzado en mi rostro, hinchándose y pulsando mientras mi pómulo intentaba recomponerse. Aún sin mi lobo, no estaba segura de cuá...