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Capítulo 242

Me quedé de pie junto a la ventana, mirando hacia Solakus. Desde esta altura, podía ver las agujas cristalinas de la ciudad divina, los ríos de luz que fluían y jardines donde flores imposibles florecían en patrones que contaban historias de creación. Hermoso. Perfecto. Ajeno.

—¿De verdad este será...