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Corriendo

La perspectiva de Aria

El silencio que siguió a la partida de Matteo era ensordecedor. Mi pulso seguía errático, mi piel aún ardía por su toque, por el peso de sus palabras.

Porque te queremos. Pero no solo por una noche, Aria. No así.

Exhalé temblorosamente, presionando mis dedos contra mis labi...