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Después

La atmósfera en el auto es sofocante.

Nadie habla, pero el silencio no es cómodo—es denso, cargado con algo oscuro y pesado. Lo siento en la forma en que Enzo agarra el volante, sus nudillos pálidos de tanto apretar. En la forma en que Matteo tararea bajo en el asiento trasero, demasiado divertido ...