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Un día en The Ranch

No quería estar aquí.

Desde el momento en que salimos de la casa, mi estómago se había estado retorciendo, apretándose más a medida que nos acercábamos al rancho de los Moretti.

—¿Crees que me dejarán montar uno de sus caballos? —preguntó Cassandra por quinta vez, echándose su estúpidamente perfec...